LA MAYORIA DE REGRESO
LA MAYORIA DE REGRESO
Uno ya no se asombra de nada. Ni tan siquiera de que nadie
dimita. Entre lo sórdido y cutre de las actividades delictivas que nos ofrece
la mayoría de regreso, de regreso al 36, que nos gobierna, a veces se cuela
alguna tontería, que teniendo su importancia, al menos sirve para comentar con
un toque de humor.
La última ocurrencia de la mayoría de regreso es modificar
el Reglamento del Congreso de los Diputados, pero no para nada importante, sino
por la estupidez de adecuarlo “al lenguaje inclusivo”. Primero la parte seria;
el lenguaje al que se refieren es un invento para poder extraer del ámbito privado
la libertad de hablar y hacerla pública y por lo tanto opinable y criticable.
Si en tu charla con amigos no utilizas la tontería inclusiva puedes ser
despellejado por los miembros de la mayoría de regreso, de regreso al 36.
Dictan como te tienes que comportar en tu ámbito cotidiano para poderte
expulsar del grupo “guay” y señalarte como un facha apestado. Por lo que,
aunque no lo parezca, todo tiene su importancia, incluso si no nos importa que nos señalen de ese modo; lo relevante es su voluntad de imponer.
Bueno pues una de las cosas que hacen los parlamentarios de
la mayoría de regreso con nuestro dinero es perder el tiempo proponiendo cambiar el nombre de Congreso de
los Diputados por el de Congreso, a secas. Y es que no se puede soportar que la
palabra diputados termine en “os”; es inaceptable, aunque coños también lo
haga. Pero por otro lado, reparo en que a lo mejor sirve para expresar mejor la
realidad. Sí. Los diputados deben ser personas de demostrada probidad,
preocupados por los destinos de la patria y de sus ciudadanos, con cierta
formación y celosos veladores de la ley, la Constitución y el bien común. Está
claro que entonces no hay diputados en la bancada de la mayoría de regreso, de
regreso al 36, no hay ni uno solo. Tal vez por eso quieren eliminar la palabra
diputados. Se podría utilizar la expresión de Congreso de los escaños, de los
escaños vacíos de diputados, pero no queda muy bien. La propuesta de reforma
del Reglamento utiliza varias veces la expresión “miembros de la Cámara” Pero
proponer el cambio de nombre por el de Congreso de los Miembros podría generar
confusión dada la afición de los cargos de uno de esos partidos a acudir
recurrentemente a ciertos locales de alterne; habría que explicar muy bien a
que miembros se refiere con precisión.
Tampoco va a haber vicepresidentes, que son sustituidos por
vicepresidencias. Es decir una función, un cargo, sustituye a la persona. Claro,
si no tienen personas con capacidad de ser diputados ¿Cómo van a ser
vicepresidentes? Eso sí, la presidencia no la sueltan; puede haber presidente o
presidenta. No vaya a ser que digan presidencia y la Francina se tenga que ir a
casa; cosa que debiera hacer y ya está tardando. Y es que aquí no se marcha a
su casa nadie.
Pero, no crean que los de la mayoría de regreso, de regreso
al 36, que nos gobierna no tienen algún rasgo de candor. Quieren que el nuevo
Reglamento del Congreso recoja la existencia de la “persona portavoz”. Creo que
se han hecho un lío porque si no hay diputados, ni vicepresidentes, tan sólo
hay presidente o presidenta ¿A quién se va a dirigir la persona portavoz? Eso
en el supuesto de que haya personas, que a estas alturas tengo muchas dudas
porque viendo la actuación de alguna vicepresidente socialista (en el gobierno
sí que las hay) es preciso dejar claro que no se trata del “loro portavoz” si
no de la persona portavoz.
El asunto del lenguaje no parece ser una preocupación de la
ciudadanía pero sí de nuestra mayoría de regreso. Esto de modificar el
reglamento se hace después de haberse gastado tres millones de nuestros euros
primero en poner auriculares para usar lenguas regionales y luego sustituirlos
por subtítulos en los monitores de los escaños sin diputados.
Bien, concluido este asunto de gran relevancia para España,
dejamos para otro momento hablar de algún otro protagonista del serial
televisivo de “La Mayoría de Regreso”. Hay personajes que pueden dar mucho
juego; estoy pensando en el Luca Brasi de nuestra política. Han acertado, me
refiero al inefable Oscar Puente.
José Antonio
García-Albi
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