LA TRAGEDIA. EL DESPRECIO.


 Su divinidad esta mañana. 

LA TRAGEDIA. EL DESPRECIO.

Hace catorce días las noticias que iban llegando de Valencia me dejaban conmovido y me situaron frente al teclado para manifestar el dolor, la rabia y para fundamentar la exigencia de responsabilidades por lo ocurrido. Ahora son otros hechos de la actualidad de esta mañana los que me mueven a cambiar mis planes para sentarme junto a la mesa y frente al ordenador.

Y es que la indignación iba creciendo al ver en directo el inaceptable gesto de arrogancia, la detestable soberbia  y el infecto desprecio por los demás que dejaba ver Begoña Gómez en su comparecencia ante la Comisión de Investigación en la Asamblea de Madrid. Su breve intervención, el tono utilizado y sus gestos manifestaban a la claras que esta individua tan sólo es catedrática en creerse una especie de divinidad y una especialista en despreciar al resto de los seres humanos.

No critico su decisión de no declarar ya que es un derecho que le asiste por estar procesada judicialmente y alguna declaración podría competir con el derecho a su propia defensa. Pero precisamente la causa  de la opción de no declarar está en su condición de imputada por varios delitos. Repugna que una imputada se vanaglorie de una actitud de superioridad y desprecio sobre ciudadanos no imputados, además de representantes de la ciudadanía de la Comunidad de Madrid. Pero bueno ya sabemos de la catadura moral de esta catedrática de tráfico de influencias, así como de la de su marido el doctor en mentiras, que le impide aceptar con humildad cualquier cosa y se revuelve indignada ante el “ofensivo” hecho de hacer comparecer a “su divinidad” ante una comisión. 

Pero mientras la presunta delincuente miraba silente con cara pétrea a la comisión, la actualidad anuncia  otra próxima comparecencia que contrasta con la suya. En este caso la de unos destrozados padres ante un juzgado para reconocer los desechos cadáveres de sus hijos Rubén e Izan de 3 y 5 años respectivamente. Por su enormidad no soy capaz de imaginar correctamente ni de mensurar con alguna certeza el nivel de destrozo, de dolor, de ganas de morir, que tendrán unos padres que vieron desaparecer a sus niños, que han pasado quince días de desolación y que ahora van a tener que comparecer para enfrentarse al drama de ver los cuerpos de sus niñitos tras todos estos días transcurridos y después de que  las aguas depositaran los cadáveres de ambos hermanos en dos pueblos diferentes separados por varios kilómetros. Los cuerpos de unos inocentes niños a los que la fuerza de la naturaleza, pero también la falta de previsión de entidades públicas, la incompetencia de nuestros políticos, el nefando cálculo marketiniano y electoralista  de algunos de ellos, han privado a estas criaturas de los amigos de juegos y colegio, de la ilusión del día de Reyes Magos, de asir con sus manos el manillar de su primera bicicleta y a sus padres de reconfortarse al contemplar todo eso, así como de poder acceder a algo tan humano como es la felicidad; no podrán. Para Rubén e Izan nos queda sólo la oración y para sus padres además de la plegaria el calor de un abrazo humano.

Sí, esta es una jornada de horripilante contraste; la tragedia en Torrent y el desprecio en Madrid.  La coincidencia esta mañana de ambas noticias en la prensa digital no hace sino aumentar el conmovido dolor que se siente por esos niños y sus padres y la rabia por lo despreciable que en sí mismos encierra el matrimonio Sánchez y la injusticia que supone su presencia en Moncloa. Ha resultado lacerante ver juntos el rostro de la presunta delincuente victimizándose a sí misma, junto a las caras de las inocentes y reales víctimas, cuando el presidente y su gobierno han tenido una actuación por la que deberán responder ante los tribunales, al igual que “su divinidad”. Ofende gravemente con su soberbia y en estos momentos, cuando aún resuena en nuestas cabezas aquello de "si necesitan ayuda que la pidan" lo hace en grado sumo.

La señora de Sánchulo, ese sujeto que sale por piernas según pisa una calle española, no se digna ni a intentar exculparse un poco, ni a dar explicación alguna, ni a responder con algún atenuante en su defensa. Encima a modo de burla coge y se pira a Brasil.  ¿Conocen ustedes a que razón obedece la repulsiva actitud de esta catedrática del lodo? Pues se debe a que ella y su esposo, el Sánchulo ese que tiene alergia a la verdad, quieren que las eventuales disposiciones  judiciales que le pudieran afectar se dicten tan solo con base en su condición matrimonial y no con fundamentos jurídicos referidos a los hechos por ella realizados. Vamos una aspiración incompatible con los más elementales valores de la justicia y de la democracia.

Creo que ya está aquí la hora de que los españoles nos hagamos un gran favor a nosotros mismos. Seguro que todos tenemos alguna gorra por casa, o la podemos pedir prestada, vayamos a Moncloa y usémoslas para echarles. ¡Echémosles ya!

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José Antonio García-Albi









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