PORQUE CAERÁ LA UNIÓN EUROPEA
Todo parece indicar, al menos según mi modesto entender, que
los actuales conductores de la UE, los que dirigen la Comisión, el Consejo y el
propio Parlamento, la están llevando a su propia destrucción o, al menos, a sufrir
una reforma muy profunda que haga, que no muy tarde, no se parezca en nada a la
actual. Opino esto por dos razones fundamentales.
Una de ellas es la evolución de las redistribuciones de apoyos y fuerzas políticas en los diferentes países de
la Unión tras sus respectivos procesos electorales; incluidos los últimos de Portugal,
Rumanía y Polonia. En toda Europa crecen opciones como las de Chega en
Portugal, Meloni, Le Pen, las de AfD en Alemania y sus homólogos en Países Bajos,
Austria, en las demás naciones y, por supuesto
en España con Vox. Con sus distintas
variantes y personalidades propias hay un elemento común, un común denominador,
en todas ellas que se puede expresar y resumir en una idea que yo comparto y
que la enunció muy bien Esperanza Aguirre hace pocos días cuando dijo que “las
organizaciones supranacionales no pueden nunca gobernar un país” y menos
varios. Y Eso es lo que está tratando de hacer la Comisión Europea envuelta en
un proceso que desemboca en el fracaso porque es imposible y es algo que no
deben hacer, gobernar naciones.
En los países miembros individualmente tomados, se comparte también un mismo fenómeno. Los partidos gobernantes en Europa, populares, centristas, socialistas, en lugar establecer negociaciones y acuerdos se jactan de imponer lo que llaman “un cordón sanitario” a esas fuerzas emergentes con dos consecuencias. Por un lado los ciudadanos, los votantes, se ven en la necesidad de fortalecer con su voto a esos partidos no tradicionales para poder ver hechas realidad sus demandas sobre cuestiones muy importantes para sus países respectivos; por eso son los nuevos partidos los que crecen. Y por otro, los viejos partidos caen en la inconsistencia, diría ridículo, de justificar su decisión diciendo que lo hacen para defender la democracia; nadie en sus sano juicio piensa que Vox, Chega o Hermanos de Italia, por ejemplo, son partidos no democráticos, por lo que descubierto el engaño estos siguen subiendo. Una breve digresión, el que sí está demostrando su patológica y peligrosa aversión a la democracia es nuestro PSOE, no esos partidos.
Los ciudadanos comienzan a ver como irresponsables las
actitudes de los partidos tradicionales que parecen buscar tan solo su
mantenimiento en cargos e instituciones. En nuestro país, además de los
problemas comunes con la UE como son la pérdida de poder adquisitivo,
estancamiento económico, híper regulación, inmigración ilegal, etc, tenemos que
añadir el de nuestro socialismo antidemocrático y corrupto y los nacionalismos.
Por eso no se explica que el PP siga la
tónica de los demás ¿populares? europeos y ofrezca un proyecto tan poco
integrador y poco ilusionante que pasa
por excluir a más de 3,5 millones de
votantes portadores de demandas políticas legítimas. Lo siento pero el PP no es
Bernardo de Gálvez para permitirse decir “yo solo”.
Decía al principio que veo dos razones para la triste y no
deseada por los ciudadanos europeos caída de la Unión. La segunda de ellas va a
ser el detonante; me refiero a la implantación del mal llamado euro digital. Como
expliqué hace unos días el euro digital no es otra cosa que unas cuentas corrientes
a nombre de cada ciudadano abiertas en el Banco Central Europeo y que se gestionan
con un teléfono móvil; tan digital como la cuenta en tu banco, pero en un ente
oficial que no debiera tener ni tu dinero ni tu información. Veamos.
Tener cuentas corrientes no es misión del BCE, lo es de la
banca comercial; él tiene encomendada la política monetaria y de tipos de interés.
Lo que está buscando es acceder al dinero de los particulares y empresas para
financiar gobiernos, déficits, deuda pública y gasto innecesario sin depender
de la pérdida de valor de los bonos soberanos debida al deficiente desempeño
económico de los gobiernos; elimina, de paso la libertad del sector privado
para decidir libremente participar o no en la financiación del estado. Además supone entrar en competencia con la banca comercial pero desde una posición
de preeminencia cargándose el libre mercado y competencia. Adicionalmente podrá
generar una crisis bancaria y bursátil si los usuarios ven más seguro tener el
dinero en el BCE o si este decide remunerar sus cuentas por encima de los que
lo puedan hacer los bancos comerciales. Todo lo dicho se carga y contradice los
principios más básicos de Europa en esta materia.
El acceso a una información que no debe ser nunca pública
por ser personal y privada es otro atentado contra la libertad de los
ciudadanos y, por ende, contra los valores y principios de la Unión. Como también
lo será el mero hecho, la mera posibilidad, de que desde los gobiernos se pueda
controlar, limitar, penalizar o beneficiar, autorizar o no, algún tipo de gasto
de los consumidores particulares y empresas o limitar el ahorro. La cancelación
de la libertad individual es algo de tal gravedad que no puede ser aceptado por
nosotros. Pensemos que en USA estas “monedas” digitales están prohibidas,
mientras que se impone con fuerza en la China comunista con el Yuan digital. Yo
pensé que el movimiento europeo había nacido entre otras cosas para que no fuésemos
comunistas. Unas medidas que se cepillan los principios fundacionales de una
organización supra nacional aniquila a dicha organización.
Adicionalmente, lo previsible es que presionados por sus ciudadanos, motivados por tener que tener
el dinero en una entidad y que este sirva para financiar gobiernos poco serios
en el gasto, y al verse envuelto en una pérdida de valor del Euro por ir
perdiendo su papel de segunda divisa refugio mundial, algunos países del centro
y norte de Europa comiencen a pedir su salida de la moneda común; entonces,
todo habrá concluido.
Si te parece un tema
que merece la pena ser divulgado, COMAPARTE
José Antonio García-Albi
Yuan ¿nuestro próximo euro?
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